Con la relajación de las restricciones de viaje relacionadas con la pandemia esta semana, Japón abrió sus fronteras por primera vez en tres meses a los visitantes extranjeros no residentes, excluyendo a los turistas.
Entre aquellos que tendrán permitido ingresar a Japón, se encuentran personas que deseen permanecer en el país durante tres meses o menos por razones de negocios, así como estudiantes y aprendices técnicos. Sus empresas o escuelas deben postular a los candidatos vía internet y completar de antemano los trámites de visado.
El límite de llegadas internacionales se ha aumentado de 3500 a 5000 y no se requiere el autoaislamiento para los viajeros que ingresan a Japón desde países donde la variante del coronavirus omicron no es frecuente y que han recibido tres dosis de una vacuna COVID-19.
Todas las demás llegadas deberán autoaislarse por hasta siete días, pero se les permitirá dejar de autoaislarse si dan negativo tres días después de ingresar a Japón.
Los extranjeros no residentes que lleguen a Japón deberán nombrar un anfitrión que será responsable de ellos durante su estadía. Unas 1.600 personas llegaron al aeropuerto de Narita en vuelos internacionales el pasado 1 de febrero, el día en que se relajaron las restricciones.
En la inspección de cuarentena del aeropuerto, los arribos presentaron certificados de vacunación y pruebas PCR, y respondieron preguntas sobre su salud e historial reciente de viajes.
Probablemente se demore cierto tiempo en permitir el ingreso de las aproximadamente 400.000 personas que habían obtenido la aprobación de su visa pero que no han podido viajar a Japón en los últimos dos años a causa de las restricciones.
Con estas medidas, el Gobierno desea continuar relajando las restricciones para reactivar las actividades socioeconómicas. Sin embargo, advierte que está dispuesto a reinstaurar algunas de las medidas si los casos de contagio vuelven a subir.
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